Título: El misterioso caso de Styles
Autora: Agatha Christie
Páginas: 216
Sinopsis: Essex, Inglaterra. En la mansión Styles, la millonaria Emily Inglethorp es encontrada muerta en su cama, aparentemente víctima de un ataque cardíaco. Las puertas del cuarto estaban cerradas por dentro y todo indica una muerte natural. Pero el médico de la familia levanta una sospecha: asesinato por envenenamiento. Todos los huéspedes de la vieja mansión tenían motivos para matar a la viuda Inglethorp y ninguno de ellos posee una coartada satisfactoria. Cuando el detective Hércules Poirot llega para encargarse de la investigación, se encuentra frente a frente con la avaricia, los celos, las tensiones y la ambición de una familia que aspira a heredar una fortuna en dinero y propiedades. Todos parecen sospechosos de haber acabado con la vida de Emily, aunque sólo uno de ellos puede ser el asesino. Poirot deberá emplearse a fondo y usar todas sus armas para llegar al fondo de su primer caso literario.
Tenía muchas muchas ganas de leer a esta autora, además, hacía mil que no me ponía con una novela negra y necesitaba matar el gusanillo.
Se me hace difícil hablar de este tipo de historias sin destripar nada, pero bueno, voy a intentarlo.
La historia tiene lugar en la mansión Styles, donde la millonaria Emily Inglethorp es encontrada muerta en su cama. A partir de ese momento, cómo no, todos son sospechosos de asesinato, que en este caso es además, un envenenamiento.
El famoso detective Hercules Poirot se encargará de investigar este suceso y desenmascarar al asesino, algo que no será fácil ya que todos tenían motivos para matar a la millonaria. Por un lado, su marido (20 años más joven que ella, lo que ya causa desconfianza), supuestamente fue escuchado discutiendo con su mujer la tarde de su muerte. También están las doncellas (un tópico), que son las únicas que entraron a su habitación y le pudieron servir esa bebida envenenada. Están en la historia también sus dos hijos, que no tenían precisamente una relación perfecta con su madre. Un médico de familia que aparece justo la noche en que la señora muere, que coincidencia, ¿no? En fin, que Poirot tendrá que fijarse en todos los detalles para así encontrar alguna pista de quién acabó con la vida de Emily.
La verdad es que me gustan estas historias porque siempre te tienen cambiado de opinión a lo "bah, es obvio que el asesino es este. Aunque bueno, quizá este... no, no, mejor este". Por ese lado, el libro me ha mantenido todo el rato muy desconcertada hasta que he llegado al final y he descubierto al asesino (que además, no me lo esperaba).
Sin duda, algo que me ha encantado y que a mi parecer, es lo que le da un toque más pillo al libro es la personalidad de Poirot. Lo da todo por entendido y no explica nada a los demás, pero lo hace de una manera tan irónica que te tienes que reír sí o sí. Es un detective diferente, me ha dejado con ganas de leer otros de sus casos.
Os animo a darle una oportunidad, se lee rapidísimo y engancha un montón, además, os mantendrá en un vilo constante y no podréis parar de leerlo hasta que descubráis al asesino 
*Gracias a Planeta por el ejemplar
